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Alfredo Candela

Alfredo Candela
CEO y propietario de Bodegas Barahonda
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“La digitalización, bien entendida, puede ayudar en todas las fases de creación, comunicación y comercialización del vino”
Un hombre con una camisa blanca
El contenido generado por IA puede ser incorrecto., ImagenDesde Yecla, Barahonda se ha convertido en un referente para quienes entienden el vino como una expresión de territorio, tradición y evolución constante. Su CEO y propietario, Alfredo Candela, representa ese equilibrio entre tradición e inquietud emprendedora que define a la casa. “El fuerte arraigo a nuestra tierra y nuestras raíces y la defensa de todos los valores asociados a ella” —afirma— son el eje sobre el que gira toda su filosofía, una visión que se complementa con “el carácter inquieto” que siempre los lleva a la mejora continua y a explorar nuevas oportunidades.
Esa inquietud es la que ha llevado a Barahonda a dar un paso firme hacia la digitalización. No como una moda, sino como una herramienta real para mejorar sin perder el alma. “La digitalización, bien entendida, puede ayudar en todas las fases de creación, comunicación y comercialización del vino”, afirma el CEO y propietario de Barahonda. Sobre esa convicción sostiene Candela su hoja de ruta: “Nos parece clave, en los tiempos que vivimos, apoyarnos en la tecnología. Nos permite ser más innovadores en nuestros productos y centrar nuestros esfuerzos en lo que verdaderamente garantiza un producto de calidad: el viñedo y el cariño puesto en cada detalle”.
Uno de los cambios más visibles se ha dado en el área de enoturismo. Un área que, en los últimos años, está experimentando una transformación profunda: “Precisamente es en el departamento de enoturismo donde más creativos nos estamos volviendo; actualmente estamos trabajando en una serie de cambios para mejorar la experiencia enoturística, en la que la tecnología va a ser la principal protagonista”, asegura la bodega.
La implantación de una plataforma de reservas es uno de esos pasos clave. “Queremos ponérselo fácil y bonito, desde el principio”, resalta Candela. Pero no se trata solo de comodidad: “Tener centralizada toda la información sobre nuestros visitantes en una plataforma de reservas nos permite conocer mejor al cliente a través de la cultura del dato, para así fidelizarlo y darle el mejor servicio posible”, explica.
Y aunque el proceso de transformación puede sonar drástico desde fuera, en Barahonda se ha vivido con naturalidad. “No consideramos que haya sido un cambio drástico. Hoy en día todas las empresas deben estar digitalizadas en mayor o menor medida si quieren estar al día. Nosotros no nos conformamos con seguir la corriente, sino que pretendemos ser vanguardistas”, afirma Alfredo Candela.
Mirando hacia adelante, la bodega ya contempla los siguientes pasos: “Ir incorporando la IA en tareas diarias para optimizar su trabajo”, porque en Barahonda no se trata solo de hablar del futuro, sino de construirlo desde la raíz.
Íñigo Torres

Íñigo Torres
Director general de Grupo Rioja
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“Conectar con el público joven requiere integrar la tecnología”
En una tierra como La Rioja, donde el vino es historia, cultura y orgullo colectivo, cada copa servida en un evento como ‘De Crianzas con Grupo Rioja’ es mucho más que una degustación: es una experiencia que conecta generaciones. Y si algo ha demostrado este evento —celebrado en las zonas de las calles Laurel y San Juan de Logroño— es que la digitalización también puede formar parte de esa experiencia sin restarle autenticidad.
La Asociación Grupo Rioja continúa innovando en su manera de conectar con el público, y uno de los grandes avances en este evento ha sido la incorporación de un sistema digital para la reserva de entradas. Este modelo no solo ha permitido optimizar la organización de los eventos, sino que ha mejorado de forma notable la experiencia del usuario. “Durante la organización y planificación del evento nos ha permitido aunar toda la información y ofrecer una inscripción cómoda y rápida desde cualquier punto geográfico”, explica Íñigo Torres, director general de Grupo Rioja.
La clave está en simplificar sin perder detalle: los asistentes podían registrarse online, recibir un código QR en su móvil y, desde ese momento, contar con toda la información necesaria para disfrutar del evento. “La plataforma agilizó la acreditación de los inscritos para acceder al evento y que tuvieran en sus móviles toda la información de los bares y vinos que participaban”, añade Torres. Un proceso sencillo, eficiente y adaptado al ritmo del consumidor actual.
Más allá de la comodidad, la digitalización ha servido como puente entre el vino y el público joven, uno de los principales objetivos del sector. “Incorporar herramientas digitales es imprescindible con el público joven, porque en su mayoría son nativos digitales y es su forma natural de informarse, comunicarse y realizar gestiones”, señala el director general de Grupo Rioja. Esta conexión va más allá del acceso: permite entender mejor a esta audiencia emergente.
“Los datos obtenidos nos orientan sobre la actitud del público joven con el vino, que es un segmento de especial interés para el sector”, subraya. La información generada a través de este sistema ayuda a las bodegas a conocer tendencias de consumo, hábitos de participación y preferencias en tiempo real, ofreciendo un importante recurso a la hora de adaptar propuestas en el futuro. Y lo más importante: lo hace sin romper la esencia de lo que se ofrece, mejorando su difusión, su alcance y su accesibilidad.
La tecnología no sustituye el trato humano ni la calidez del tapeo, sino que lo complementa, haciendo la experiencia más sencilla y agradable. El público ha recibido con entusiasmo esta nueva forma de participar, confirmando que tradición e innovación pueden ir de la mano para disfrutar de un Crianza se renueva sin perder la tradición que lo define.
Natalia Murúa

Natalia Murúa
Responsable de Comunicación y Marketing
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“Queríamos que el usuario imaginara la experiencia antes de llegar”
En Laguardia, al abrigo de la Sierra de Cantabria, Bodegas Luis Alegre —marca de Muriel Wines— da un paso más en su proceso de transformación digital a través de una web, que incluye una renovada sección de enoturismo, y que combina elegancia, funcionalidad y una clara vocación de cercanía con el visitante. El nuevo sitio no solo informa, sino que invita a vivir desde el primer clic la esencia de la bodega y la experiencia única que ofrecen en cada visita.
La apuesta de Bodegas Luis Alegre por mejorar su presencia digital ha tenido un claro objetivo: ofrecer una experiencia online que esté a la altura de la hospitalidad que brindan en su bodega. Como explica Natalia Murúa, responsable de Comunicación y Marketing de la bodega: «Con la nueva sección de enoturismo en la web queríamos que la experiencia digital estuviera al nivel de lo que ofrecemos físicamente en la bodega: cercana, elegante y muy centrada en el detalle. Hemos buscado una navegación intuitiva, limpia y visual, donde el usuario pueda conocer en qué va a consistir la visita, los vinos y la bodega de forma intuitiva, sin perderse en menús o textos largos».
El rediseño no solo ha mejorado la estética, también ha incorporado funcionalidades que facilitan la navegación, la reserva de visitas y el acceso a toda la información relevante desde cualquier dispositivo. «Uno de los principales objetivos era mejorar la usabilidad: que cualquiera, sin importar el dispositivo o su nivel de familiaridad con el entorno digital, pudiera acceder fácilmente a la información y completar una reserva», señala Murúa. «Por eso hemos querido simplificar los pasos de compra y reserva”.
En el marco de este proyecto, se desarrolló una nueva sección específica para enoturismo, fruto de una estrecha colaboración entre la bodega y el proveedor tecnológico, centrada en traducir digitalmente la experiencia que se vive durante las visitas presenciales y lograr un resultado auténtico. «El proceso ha sido muy colaborativo, algo que valoramos mucho porque nos ha permitido ir trasladando con precisión nuestra visión, tono y estilo», comenta Natalia Murúa.
Aun así, no todo ha sido un camino sencillo: «El mayor reto fue encontrar el equilibrio entre la parte técnica —que el sitio funcionara bien, cargara rápido y fuera totalmente responsive— y la parte emocional: conseguir que transmitiera el alma de Luis Alegre».
Más allá de la funcionalidad, en Bodegas Luis Alegre tenían claro que el entorno digital debía ser el reflejo fiel de su esencia: el cuidado del origen, la precisión del trabajo en cada parcela y la pasión por el vino como experiencia de vida. «Nuestra filosofía gira en torno a la autenticidad del origen, la precisión en el trabajo con cada parcela y la experiencia en torno al vino. Todo eso queríamos que respirara en nuestra web», afirma Murúa.
Y lo han conseguido apostando por un diseño elegante y sobrio, en el que el contenido visual de calidad y la estructura clara ayudan a conectar emocionalmente con cada visitante digital. La nueva sección de enoturismo de Bodegas Luis Alegre no es solo una herramienta informativa; es una invitación a sumergirse en su mundo, a comprender mejor lo que hay detrás de cada copa y a sentir, desde el primer clic, la pasión que los mueve.
Mireia Pujol Busquets

Mireia Pujol Busquets
Directora adjunta de Alta Alella
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“La tecnología no sustituye el trabajo artesanal, lo complementa para ser más preciso y sostenible”
Ubicada en el corazón de la DO Alella, a tan solo unos kilómetros de Barcelona, Bodegas Alta Alella es un ejemplo perfecto de la fusión entre tradición y vanguardia. Dirigida por la segunda generación de una familia dedicada al vino, la bodega ha logrado adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. Mireia Pujol Busquets, directora adjunta de Alta Alella, explica cómo la digitalización ha abierto nuevas oportunidades para la bodega, permitiéndole avanzar sin renunciar a sus raíces.
Para la bodega, los valores fundamentales son la familia, la vanguardia y el respeto por el entorno. “El mundo del vino y la viticultura son, sin duda, un trabajo profundamente tradicional que se basa en la experiencia y el conocimiento transmitido de generación en generación. Sin embargo, eso no significa que no podamos aprovechar las herramientas modernas para optimizar nuestros procesos sin perder nuestra esencia”, explica Mireia Pujol Busquets.
La bodega ha implementado diversas herramientas tecnológicas en sus viñedos, permitiendo un seguimiento preciso de cada parcela. Gracias a sistemas de monitorización de la humedad del suelo, pluviometría y control de costes, han logrado una producción más eficiente y sostenible. “Estas herramientas no sustituyen el trabajo artesanal que implica la viticultura, sino que lo complementan, permitiéndonos ser más precisos y respetuosos con la naturaleza sin sacrificar la calidad ni la identidad del vino”, destaca Pujol.
Desde que Alta Alella apostó por el enoturismo en 2013, la demanda ha crecido exponencialmente. “Fuimos pioneros en abrir un centro de visitantes dedicado a esta actividad, lo que implicó un enfoque inicial más personalizado. En aquellos primeros años, la interacción directa con nuestros clientes era el centro de nuestra oferta”, comenta Mireia. Sin embargo, en 2024, la bodega recibió más de 11.000 visitantes, lo que obligó a replantear la gestión de reservas y optimización del servicio.
La digitalización ha sido clave en esta evolución. Primero, implementaron la venta de entradas online, luego integraron su sistema en su e-commerce y ahora están migrando a un gestor de reservas especializado en enoturismo. “Las herramientas digitales nos han permitido optimizar los procesos de reserva, la organización de las visitas y la gestión de los recursos, garantizando así una experiencia más fluida y eficiente para nuestros visitantes”, asegura la directora adjunta.
A pesar de este crecimiento, la bodega mantiene su compromiso con la atención personalizada. “Aunque recibimos a un número mucho mayor de personas, seguimos ofreciendo experiencias exclusivas y adaptadas a cada perfil de visitante. Las herramientas digitales, lejos de restar cercanía, nos han permitido gestionar mejor la demanda y atender las necesidades de nuestros clientes de manera más eficiente”, afirma.
La implementación de estas nuevas tecnologías ha sido un proceso progresivo y bien recibido tanto por el equipo como por los clientes. “El equipo de la bodega, con una gran experiencia en el trato directo con el vino y los clientes, ha encontrado que la digitalización les permite ser más eficientes y ofrecer una experiencia más fluida. En cuanto a los clientes, si bien hay perfiles menos adaptados a las nuevas herramientas digitales, la mayoría agradece las mejoras en la facilidad de acceso y la personalización de la experiencia”, comenta Mireia Pujol.
Uno de los mayores retos ha sido mejorar la gestión del dato, lo que les permite conocer mejor a sus visitantes y optimizar sus estrategias de comunicación y marketing. “Al analizar estos datos, podemos adaptar nuestras ofertas y mejorar la experiencia de los visitantes, lo que, en última instancia, se traduce en una mejor fidelización y en un crecimiento sostenible para la bodega”, añade.
Mireia lo tiene claro: la digitalización no es un fin en sí mismo, sino una herramienta al servicio de la calidad y la mejora continua. «Nuestra filosofía nos lleva a seguir avanzando en este camino, integrando siempre la tecnología que nos permita ser más eficientes y ofrecer un mejor servicio». Con esta mentalidad, Alta Alella reafirma su compromiso con la innovación sin perder de vista sus raíces, garantizando que el futuro del vino siga escribiéndose con respeto, pasión y visión de futuro.
Chelo Miñana

Chelo Miñana
Directora de Enoturismo de Masaveu Bodegas
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“Ofrecemos vivencias a la carta gracias a herramientas digitales personalizadas”
Aunque en el mundo de la enología la tradición juega un papel fundamental, la digitalización también ha sido un factor clave en la evolución del sector. Así lo explica Chelo Miñana, directora de Enoturismo de Masaveu Bodegas, quien comparte cómo la tecnología no solo ha ayudado a agilizar procesos, sino también a mantener la filosofía y los valores de las bodegas.
«Contemplamos la digitalización como una herramienta y la utilizamos, precisamente, para mantener toda nuestra esencia», afirma Chelo Miñana, destacando que el objetivo principal es conservar lo tradicional mientras se adoptan avances tecnológicos que optimicen la experiencia de los visitantes y la operativa interna.
En departamentos como el de enoturismo, un área fundamental para la bodega, la digitalización ha permitido agilizar las gestiones administrativas y personalizar las experiencias. «Nuestro objetivo es dedicarnos en cuerpo y alma a ser anfitriones, y la digitalización nos permite que nuestros visitantes vivan una experiencia personalizada desde el mismo momento en el que nos contactan».
La llegada del enoturismo ha sido un cambio significativo para las bodegas. Lo que inicialmente era solo una actividad relacionada con la elaboración del vino, ha pasado a ser una experiencia transversal que involucra diferentes áreas de la bodega. “No solo tiene una gran capacidad de proyección de marca, sino que, además, puede captar información de nuestros clientes finales, lo cual puede ser crucial para fidelizar la compra de vino en otros puntos de venta”, comparte la directora de Enoturismo.
En el caso de Masaveu Bodegas y de las bodegas que pertenecen a este grupo bodeguero y cuentan con actividad enoturística (Murua en DOCa. Rioja o Fillaboa en DO Rías Baixas), para Miñana, “la digitalización ha sido una apuesta decidida y firme”. En las bodegas, “el enoturismo no solo se ve como una herramienta comercial, sino que su filosofía tiene como base dar visibilidad a todo el trabajo que realiza el equipo: desde las labores en el viñedo hasta la puesta en valor del producto”.
Uno de los avances más recientes en Masaveu Bodegas ha sido la implementación de una plataforma de reservas, que no solo facilita la gestión de visitas, sino que también permite personalizar la experiencia del cliente. “Podríamos decir que nuestros amigos tienen la posibilidad de contactar con nosotros de formas muy diversas y que cuanto más los conocemos más felices les hacemos. Si trasladamos esta imagen de la vida cotidiana a lo que buscamos en Masaveu Bodegas, obtendremos la integración de una plataforma completa de reservas que nos va a permitir ofrecer múltiples posibilidades para que visitarnos sea una vivencia a la carta y accesible. Conocer y gestionar a nuestros clientes nos permite introducirlos en nuestro universo, siempre con su permiso y desde nuestro respeto absoluto al manejo de las bases de datos”, explica Chelo Miñana.
Al trabajar en sinergia con empresas tecnológicas, Masaveu Bodegas ha podido actualizar constantemente sus herramientas y avanzar rápidamente en el mercado. Este enfoque colaborativo les ha permitido identificar soluciones adaptadas a las necesidades específicas del sector vitivinícola, manteniéndose siempre a la vanguardia.
“No estábamos hablando simplemente de la compra de un ticket por internet, necesitábamos una plataforma que nos permitiera facilitar los trámites de contacto, mejorar la información detallada al cliente, facilitar el pago y diversificar la oferta», explica Miñana. Con estas mejoras, la experiencia del cliente no solo se simplifica, sino que se enriquece al estar diseñada para ser flexible y personalizada.
La digitalización no ha sido un proceso disruptivo, sino una herramienta que complementa y refuerza su visión tradicional del vino, convirtiéndose en un aliado clave para ofrecer experiencias inolvidables sin renunciar a la esencia que les define.
Raúl Gil

Raúl Gil
Director de Comercio Internacional y Marketing
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“Queremos que cada usuario, desde su primera interacción con la web, sienta que comienza un viaje con nosotros”
La renovación digital de Bodegas Marqués de Cáceres marca un antes y un después en su conexión con los consumidores. Raúl Gil, su director de Comercio Internacional y Marketing, describe este proyecto como “un viaje hacia la modernidad, que mantiene el equilibrio con nuestra tradición y pone el foco en los consumidores y en el disfrute de los diferentes momentos a su manera”. Este ambicioso proyecto no solo reinventa la imagen digital de la bodega, sino que abre nuevas puertas para acercar su historia, vinos y experiencias a un público más amplio.
El diseño de la nueva página web combina frescura y elegancia con un objetivo claro: hacer que cada clic transporte al usuario al universo de Marqués de Cáceres. Una de las incorporaciones más importantes es la integración del enoturismo directamente en la web. “Queríamos que nuestros visitantes pudieran planificar y reservar experiencias en nuestra bodega directamente desde la web, centralizando toda nuestra oferta en un solo lugar”, detalla Gil. Este enfoque convierte la tecnología en un aliado para el enoturismo, mejorando la usabilidad y haciendo que la navegación sea más clara, accesible y atractiva. “Además, siguiendo la nueva arquitectura de marca, hemos reorganizado nuestros vinos en: Genuinos, Especiales, Gourmet y Signature”, comenta el director de Comercio Internacional y Marketing. Con el cliente en el foco de la acción, los usuarios pueden descubrir la magia de la bodega, desde sus paisajes hasta el espíritu de sus vinos, a través de “una herramienta viva que seguirá evolucionando”.
Cada rincón de la web ha sido cuidadosamente creado para cautivar. Desde una navegación intuitiva hasta una estructura renovada que guía al usuario a través de los vinos organizados según momentos y estilos de consumo. “Hemos creado un espacio que no solo refleja quiénes somos, sino que evoluciona con nosotros. Trabajando de la mano de JIG, hemos buscado que esta web no solo facilite la interacción con nuestra marca, sino que refuerce la conexión emocional con nuestros consumidores”, explica Gil.
La apuesta por esta transformación responde a una visión estratégica que busca estar a la altura de un entorno digital cambiante. Para Marqués de Cáceres, “el mayor reto ha sido adaptar digitalmente la nueva imagen de marca y transmitir una estética más moderna, limpia y ordenada, alineada con los nuevos tiempos y las expectativas de nuestro consumidor”. “Este proceso implicó rediseñar completamente la estructura y el contenido de la web, buscando un equilibrio entre las funcionalidades y el diseño visual.”, confiesa Gil.
Cada detalle está pensado para transmitir el alma de la bodega. El objetivo no es solo atraer, sino conectar de manera profunda con quienes descubren la marca. Desde explorar los vinos hasta comprar una botella con un solo clic, la experiencia digital está diseñada para que todo fluya de forma natural. “Nuestro principal objetivo es ofrecer una experiencia digital que refleje la calidad y la autenticidad que caracteriza Bodegas Marqués de Cáceres”, afirma Gil. “Estas mejoras digitales nos ayudan a adaptarnos a las expectativas de un consumidor cada vez más exigente, reforzando nuestra identidad y logrando que cada visita a la web sea el inicio de una conexión duradera con nuestra marca”, continúa.
Esta página no es solo una ventana al universo de Marqués de Cáceres; es un punto de encuentro entre la tradición y la innovación, un espacio donde la tecnología potencia el legado de la bodega. “Este proyecto forma parte de un cambio estratégico y transversal que incluye nuestra nueva identidad visual, arquitectura de marca, estilo de comunicación, restyling de etiquetas y, ahora, la actualización de la web”, resalta el director de Comercio Internacional y Marketing.
Con ello, Marqués de Cáceres no solo moderniza su imagen, sino que refuerza su posición como una marca icónica que evoluciona con los tiempos sin perder su esencia. ”La web se convierte en un punto de captación de nuevos consumidores, complementando la labor que realizamos desde hace años a través de las distintas experiencias de enoturismo en nuestras bodegas en Cenicero”, finaliza. Un viaje que comienza en la pantalla y promete convertir cada interacción en una experiencia inolvidable.
Miryam León

Miryam León
Responsable del departamento de Marketing y Comunicación
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“La gestión del dato es clave para conocer a nuestros visitantes y personalizar sus experiencias”
Desde su nacimiento en 1988, Bodegas David Moreno ha sido un referente de calidad, conectada profundamente con la tierra, el viñedo y la familia. Hoy, ha sabido abrazar la digitalización y lograr un equilibrio entre la tradición más arraigada y la modernidad que avanza a pasos agigantados. Un proceso que, lejos de romper con su esencia, la enriquece y la extiende a nuevas fronteras.
Miryam León, responsable del departamento de Marketing y Comunicación, nos cuenta cómo, mediante el uso de herramientas digitales, la bodega ha logrado acercarse a un público global sin perder la esencia que la caracteriza. “Con estas soluciones podemos llegar a más gente, pero el alma de Bodegas David Moreno sigue siendo la misma”, afirma Miryam León con orgullo. Es esta conexión con las raíces lo que sigue guiando su día a día, desde la producción hasta la experiencia que ofrecen a sus visitantes.
Uno de los pilares en los que la digitalización ha dejado su huella más profunda es en el área de Enoturismo. Pioneros en abrir las puertas de la bodega a los visitantes desde sus inicios, Bodegas David Moreno ha sabido transformar la experiencia en un viaje inolvidable y moderno. “Nuestro departamento de Enoturismo ha evolucionado con los años, implementando herramientas que han facilitado tanto la gestión interna como la experiencia del cliente. Desde una tabla Excel, que era como se empezaron a gestionar las reservas, hasta lo que tenemos hoy en día. Actualmente, gracias a la digitalización, podemos ofrecer al cliente una experiencia más personalizada y eficiente”, explica la responsable de Marketing y Comunicación.
Una de las innovaciones más destacadas ha sido la introducción de una visita autoguiada, ‘A tu ritmo’, donde los visitantes pueden disfrutar del recorrido con un audio guía a través de su propio dispositivo móvil. “Nuestra mayor preocupación era la aceptación entre las personas de mediana edad, pero afortunadamente, hemos visto que el proceso ha sido fluido y sin problemas”, comenta León. “El cambio hacia lo digital está siendo muy natural para todos”, subraya.
Otro aspecto clave de esta transformación digital ha sido su nueva plataforma de reservas, que ha optimizado la organización interna y ha mejorado la experiencia de los clientes. “Hace años que trabajamos con una central de reservas y este año apostamos por un cambio que se adecuara a las nuevas herramientas y tecnología de vanguardia”, resalta León. “Contar con una nueva plataforma de reservas nos ha permitido organizar las visitas de manera más eficiente, optimizar los tiempos y facilitar la recepción del cliente”, explica. Esta herramienta, explica la bodega, no solo mejora la logística, sino que permite a los visitantes tener más autonomía a la hora de realizar cambios en sus reservas, dándoles un control total sobre su experiencia.
Como asegura el departamento de Marketing y Comunicación, la digitalización ha sido fundamental para personalizar aún más sus servicios gracias a la gestión de los datos, un aspecto clave en la visión de futuro de Bodegas David Moreno. La bodega entiende la digitalización no como un fin, sino como un camino en constante evolución. “Creemos que la colaboración con empresas tecnológicas es fundamental. Compartir conocimiento con otras bodegas y empresas del sector puede ayudarnos a avanzar, manteniendo siempre nuestra identidad. Aún queda trabajo por hacer y la mejor noticia es que vamos por buen camino”, finaliza Miryam León. Un proceso en el que siguen avanzando sin renunciar a lo que los hace únicos: su cercanía, su esencia familiar y su autenticidad.
Mariannick Garel

Mariannick Garel
Directora de Comunicación, RRPP y Enoturismo de Bodegas Luis Cañas
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“La tecnología no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar nuestros objetivos”
La digitalización es un fenómeno imparable que ha transformado sectores de todo tipo, y el mundo del vino no es una excepción. Sin embargo, para empresas con una herencia tan profunda como Bodegas Luis Cañas, la clave no está en adoptar la tecnología por sí misma, sino en cómo esta puede integrarse para mejorar procesos y experiencias sin comprometer los valores que las definen.
La bodega destaca por su esfuerzo inquebrantable con la tradición y el respeto por la historia familiar que ha guiado su trabajo a lo largo de los años. «Tenemos un fuerte compromiso con la calidad y nuestra región”, comenta Mariannick Garel, directora de Comunicación, RRPP y Enoturismo de Bodegas Luis Cañas. “Nuestra diferenciación reside en nuestra conexión con el entorno medioambiental y social”, añade, así como en “nuestra intención de mantener la cohesión del territorio”.
Pero, ¿cómo garantizar que los productos conserven su autenticidad en plena digitalización? “Las herramientas tecnológicas no afectan nuestra esencia. Son un mero medio, no un fin”, explica el equipo de Comunicación de la bodega. “Debemos tener la vista puesta en nuestros objetivos y valores y elegir aquellas soluciones que nos ayuden a lograrlos”, aseguran.
La digitalización ha sido acogida con una precaución especial en la bodega. “El riesgo que más nos preocupaba era perder el vínculo humano con el usuario”, confiesa Mariannick Garel. La introducción de una plataforma de reservas “ha sido un cambio importante, pero nos hemos asegurado de que este nuevo canal mantenga la cercanía con el visitante”, asegura la directora de Comunicación. «Dos empresas que tengan la misma plataforma pueden hacer un uso completamente diferente de ella», añade.
En Bodegas Luis Cañas, la digitalización ha permitido modificar los procesos tradicionales, agilizando áreas clave sin interferir en la experiencia física y sensorial del vino. “Aunque en un principio hubo cierto temor ante los cambios, con el tiempo el equipo ha sido consciente de los beneficios de la tecnología”, afirma Garel.
Entre ellos, la obtención de un activo que en el sector es valiosísimo: los datos del cliente final. “Es vital en un contexto como el nuestro, donde el producto pasa por muchos intermediarios antes de llegar al consumidor final. Contar con estos datos nos da una oportunidad única para conocer mejor a nuestros clientes y optimizar estrategias de comunicación futuras”, resalta Garel.
Bodegas Luis Cañas ha logrado integrar la tecnología de manera equilibrada, manteniendo sus valores y adaptándose a los nuevos tiempos sin sacrificar la calidad ni la familiaridad con sus clientes. Han comenzado por áreas clave como la financiera, la gerencia, la producción y el enoturismo, pero el proceso está lejos de terminar. «Estamos con todos los frentes abiertos», explican, señalando que la transformación digital es un trabajo en constante evolución.
Josep Llambrich

Josep Llambrich
Responsable de Visitas de Bodegas Mas d’en Gil
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“Nuestros productos conservan su esencia artesanal en la era digital”
La finca Mas d’en Gil, fundada en 1867, ha sido testigo de la evolución del sector enológico a lo largo de los años. La familia Rovira Carbonell, actual propietaria, se ha dedicado a preservar el legado de este lugar, situado en una de las áreas más elevadas y aireadas del sur de la comarca del Priorat. Su filosofía ha sido clara: ofrecer vinos finos, elegantes y con una identidad marcada por el terroir, lograda a través de la regeneración de los suelos y la implementación de métodos biodinámicos desde 2008.
Dentro de sus procesos tradicionales, la digitalización ha llegado a Mas d’en Gil como una herramienta que ayuda a facilitar su labor, mientras se preserva la autenticidad de sus vinos. “Creemos que nuestros productos no pierden su esencia y siguen siendo elaboraciones artesanales que conservan su carácter”, destaca Josep Llambrich, responsable de Visitas de Bodegas Mas d’en Gil.
La digitalización no ha alterado los sistemas tradicionales del grupo, salvo en el ámbito del enoturismo, donde ha facilitado la gestión de las reservas con la introducción de una nueva plataforma. “Contar con esta herramienta nos ayuda a agilizar los tiempos a la hora de reservar. Además, tenemos una base de clientes a la que acceder en cualquier momento”, añade Llambrich. Esta plataforma no solo ha mejorado la eficiencia operativa, sino que ha permitido a la bodega mantener un contacto más estrecho y organizado con sus clientes.
Por ahora, Bodegas Mas d’en Gil está conforme con su nivel de digitalización. “De momento, en nuestro caso, hemos avanzado en la digitalización de nuestra bodega y actualmente tenemos todas las necesidades digitales cubiertas. Quizá más adelante notemos que nos falta algo, pero por ahora estamos muy satisfechos con la incorporación de la plataforma de reservas”, concluye Llambrich.
La experiencia de Mas d’en Gil demuestra que es posible integrar herramientas digitales en un sector arraigado sin perder la autenticidad ni la calidad que caracterizan sus productos. Este equilibrio entre lo tradicional y lo tecnológico permite a la bodega mantenerse a la vanguardia de la innovación sin renunciar a sus raíces, ofreciendo así una experiencia única tanto a sus visitantes como a los amantes del vino.
Jesús Arechavaleta

Jesús Arechavaleta
Responsable de Enoturismo, Ontañón Familia
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“Es una sensación de confianza mutua: tú nos dices tus gustos y nosotros te ofrecemos lo que buscas”
En la fusión de la cultura del vino y el turismo, las bodegas reconocen la importancia de brindar experiencias únicas que se adapten a las demandas cambiantes de los visitantes. Por esta razón, los departamentos de Enoturismo están cada vez más comprometidos con la implantación de herramientas digitales como parte de su continua modernización y adaptación a las demandas de los amantes del vino. Un ejemplo de esta tendencia es el enfoque innovador de Bodegas Ontañón, que ha integrado en su Templo del Vino distintas herramientas en su oferta enoturística como es la cata digital.
La bodega ha aprovechado estos dispositivos para sumergir a los turistas en un viaje sensorial a través de una plataforma web que dinamiza y digitaliza la visita. A través de ella, pueden poner a prueba sus conocimientos sobre el vino de forma intuitiva, a la vez que son guiados por las diferentes fases de la cata, mientras hablan de sus gustos y preferencias. “Una de las claves es acrecentar el interés por todos los aspectos del mundo del vino, dándole todo el protagonismo posible a los aromas y a los sabores”, explica Jesús Arechavaleta, responsable de Enoturismo de Ontañón Familia.
“Nuestra forma de entender la visita a la bodega la llamamos ‘culto al vino’ porque desarrollamos todas las actividades en torno a los placeres sensoriales que nos ofrece. Esa sensibilidad tan especial se ha convertido en nuestra marca de la casa, en la forma en la que nos relacionamos e interactuamos con las personas que vienen a la bodega. Poco a poco, los vamos introduciendo en la dialéctica que les proponemos: creyentes, practicantes y devotos”, continúa.
La cata digital es “una experiencia inmersiva pero muy gratificante y sencilla que genera muy buen rollo al instante, lo que hace que los visitantes se identifiquen muy pronto con la pequeña aventura que les proponemos”, comenta Arechavaleta.
Pero ¿qué valor tienen los datos recopilados? “El hecho de saber sus preferencias (puesto que han sido ellos mismos los que nos las han descubierto) nos permite tener más opciones de satisfacer sus deseos”, explica el responsable de Enoturismo. “Es una sensación de mutua confianza: tú me dices lo que te gusta y nosotros, como bodega, te ofrecemos lo que estás esperando. Esto nos sirve para realizar una comunicación más adaptada a cada perfil concreto”.
Como una herramienta para fortalecer el vínculo entre la bodega y los clientes, la novedad se percibe como “una experiencia totalmente diferente a las realizadas en otras visitas”, lo que permite a la bodega “crear un buen recuerdo de la marca y de la experiencia en el Templo del Vino”.
Aunque, como en toda innovación, han surgido algunas dificultades, como la resistencia inicial de aquellos menos familiarizados con la tecnología o los problemas de conectividad que, en la inmensa mayoría de los casos, han sido fácilmente superadas por la experiencia que ofrece. “Normalmente, las personas que son más reacias a la utilización del móvil suelen mostrar menor interés, pero tras realizar la cata digital, comentan que les ha encantado”, resalta el responsable del departamento de Enoturismo de Ontañón Familia.
La integración de la tecnología en el enoturismo no solo enriquece la visita, sino que la mejora a través de diversos matices y la convierte en una experiencia digna de ser compartida. El cliente se divierte y aprende de forma sencilla con ayuda de la tecnología, contribuyendo a que cada actividad sea diferente y que los visitantes la compartan en redes sociales de forma muy habitual. Un enfoque que no solo promete mejorar la experiencia del cliente, sino que continúa avanzando hacia un enoturismo cada vez más tecnológico y personalizado, siempre con los valores del vino como eje de su disfrute.
Natalia Royo

Natalia Royo
Responsable de Comunicación Grupo ENATE
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“La digitalización nos ha acercado más a nuestros clientes”
Dentro de la estrategia de Grupo ENATE, el concepto de calidad no se detiene en el vino. Su filosofía busca distinguirse a través de su maridaje con el arte contemporáneo, esencia de su carácter y seña de identidad. La personalidad de esta bodega museo asentada en Huesca (DO Somontano) se ha forjado a lo largo de los años a través de la adaptación de su filosofía y valores a las últimas tendencias, abrazando la revolución digital e incluyendo las tecnologías emergentes en sus procesos y servicios.
La digitalización siempre ha conformado una parte importante en la estrategia de la bodega, pero no fue hasta 2020 cuando ENATE vio la necesidad de evolucionar a pasos agigantados. “La actualización de procesos se aceleró principalmente con el covid. Existía un plan estratégico de digitalización a medio plazo, que se activó en solo unos meses”, explica Natalia Royo, responsable de Comunicación de Grupo ENATE.
Poniendo el foco en el cliente, la bodega marcó el objetivo de “profesionalizar sus departamentos y mejorar la atención al público”, resalta Royo. “Ha sido el caso del enoturismo”, asegura, para el que ENATE ha realizado un importante esfuerzo con el fin de ofrecer una experiencia acorde a las necesidades de sus visitantes. “Junto a la empresa tecnológica JIG, buscamos una herramienta accesible y práctica para nuestros turistas, al tiempo que automatizábamos ciertos procesos”, comenta la responsable de Comunicación.
La bodega cuenta con una plataforma de reservas que permite, de una forma rápida e integrada, facilitar los procesos de comunicación, mejorar la gestión de servicios y generar, de forma automática datos de valor sobre el perfil de los clientes. “Esta herramienta nos ha permitido automatizar ciertas partes del proceso y optimizar determinadas funciones, buscando ser más operativos. La gestión del dato es muy importante para nosotros, ya que nos permite medir y evaluar oportunidades de mejora o realizar análisis realistas de la situación”, resalta Royo.
A pesar de experimentar numerosos cambios en su método de trabajo, para Grupo ENATE su filosofía permanece intacta: “La digitalización nos ha facilitado la mejora de ciertas partes del proceso, pero siempre manteniendo nuestra esencia. Ha sido un proceso de cambio rápido, pero el equipo estaba preparado para ello, por lo que nos ha permitido avanzar de forma sistemática y sencilla. Para el cliente ha sido solo una manera de llegar de forma más accesible y con más opciones hasta nosotros”.
La digitalización de las bodegas emerge como un viaje continuo, donde la innovación y la adaptación son elementos esenciales para aprovechar al máximo las oportunidades que las nuevas herramientas aportan al sector del vino. “La tecnología es muy cambiante y, además, esos cambios se producen de forma rápida. El reto es ser capaces de mantenernos al día e identificar nuestras necesidades para ser capaces de adaptarnos a la nueva realidad”, concluye Royo, que cree en la necesidad de localizar oportunidades y colaborar por crear un sector digitalizado, eficiente y riguroso, que esté a la altura de las exigencias de cada momento.
Pedro Ferrer

Pedro Ferrer
Presidente
Ferrer Wines
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“La digitalización es una revolución que requiere tiempo y conocimiento”
Las bodegas gozan de ser empresas artesanales, arraigadas a la tradición y a las raíces de la tierra que trabajan. Una filosofía que conforma también el origen de Ferrer Wines, cuya cuna se encuentra en una de las bodegas más antiguas del sector vinícola de España, en la finca familiar La Freixeneda, fundada en 1861. Esta firma surge de la mano de Pedro Ferrer Noguer cuando adquirió cuatro bodegas emblemáticas pertenecientes al Grupo Freixenet: Valdubón (Ribera del Duero), Orube (Rioja), Vionta (Rías Baixas) y Finca Ferrer (Valle de Uco, Argentina).
En su larga trayectoria, Ferrer Wines ha mantenido la mirada en el futuro, conservando su esencia y adaptándose a las nuevas necesidades del mundo digital. En ese interés por sumarse a los avances del sector el grupo continúa transmitiendo su amor y respeto por la tierra, elaborando vinos que expresan la esencia de variedad, terruño y clima. Y es que la adaptación de las bodegas a una realidad más actualizada ha sido crucial para experimentar el crecimiento ligado a las nuevas tecnologías.
“La digitalización es una auténtica revolución que requiere tiempo y conocimiento”, resalta Pedro Ferrer Noguer, presidente de Ferrer Wines. “Los procesos tradicionales han quedado obsoletos, viéndose modificados por las nuevas tendencias y afectando, en mayor medida, a los departamentos de más reciente creación. Así que nos hemos propuesto un desafío ambicioso: agilizar todos nuestros procesos gracias a la tecnología digital”.
Sin embargo, garantizar que las bodegas no pierdan su carácter al apostar por la digitalización es uno de los grandes retos a los que se enfrentan las propias empresas. “En nuestro caso, tanto la comunicación promocional como la atención al cliente se centran en transmitir nuestros valores y filosofía, los cuales tienen una larga trayectoria histórica”, incide Ferrer. “Esto es algo que no vamos a dejar de lado, sino que vamos a mejorar aún más. Al ser más ágiles y tener acceso a más datos para analizar y comprender, podremos potenciar y enriquecer nuestra identidad”, asegura.
La digitalización ha redefinido el trabajo dentro de las bodegas, impactando en la gestión y el análisis de los datos y desafiando los procesos tradicionales. Un cambio que para Ferrer Wines no ha sido complicado, ya que cuentan con un equipo “altamente motivado que comprende y abraza la innovación”. Por otro lado, en el campo del enoturismo han logrado vender sus experiencias a través de “la innovadora plataforma de JIG”, que “no solo ha brindado un mayor orden y control, sino que nos ha abierto las puertas hacia un océano de datos valiosos”. Datos que provienen de las reservas digitales y que son la clave para fidelizar a los clientes más allá de la bodega, “convirtiéndolos en auténticos embajadores de nuestros vinos desde la comodidad de sus hogares”.
Lo que es evidente es que la digitalización avanza día a día, siendo una oportunidad y una obligación para el intercambio de conocimientos y la creación de nuevas sinergias entre bodegas y empresas tecnológicas. Ferrer Wines trabaja en la transformación de su parte administrativa y de facturación, así como en la realización de un seguimiento exhaustivo a través del marketing digital y la intención de automatizar al máximo su túnel de conversión en ventas ‘online’. Una apuesta hacia delante que continuará impulsando la transformación digital y cubriendo las nuevas necesidades del sector.
Bodegas Volver

Bodegas Volver
Equipo
de Enoturismo
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“La digitalización potencia nuestra tradición”
Bodegas Volver nace en 2004 entre viñedos centenarios y tradiciones arraigadas de la mano del viticultor Rafael Cañizares. Sus cepas autóctonas, cultivadas de manera sostenible y con mínima intervención son la esencia misma de esta bodega de Alicante. “Los valores que transmitimos son pasión, cultura y tradición”, resalta el equipo de Enoturismo de la bodega.
Bodegas Volver no solo honra la historia y la cultura, también abraza la modernidad, sumándose a la agilidad de la transformación digital de sus procesos. Su equipo de Enoturismo destaca el potencial de estos avances, que les han permitido mejorar aspectos clave de la bodega sin comprometer la filosofía de trabajo arraigada a décadas de experiencias.
“La digitalización nos ayuda en cuanto a marketing, ventas ‘online’ y repercusión, siendo totalmente compatible con la tradición y nuestra forma de cultivar”, continúan. Para la bodega, es importante seguir trabajando en la misma línea que sus generaciones anteriores. “Si bien la maquinaria y tecnología han evolucionado, son herramientas que utilizamos como ayuda y apoyo, nunca como sustitución a nuestra forma de trabajar y elaborar nuestras uvas”, matizan.
La digitalización del sector enológico es un tema crucial en la actualidad. La integración de soluciones digitales que permiten facilitar, optimizar y automatizar procesos cada vez cobran más importancia en la industria vitivinícola. Asimismo, se han desarrollado nuevos departamentos, que contribuyen a enriquecer la experiencia del cliente. “El departamento de Enoturismo ha sido un apoyo en nuestra comunicación. En este sector bodeguero, los clientes quieren adentrarse en el proyecto desde dentro: conocer la bodega, la forma de elaborar nuestros vinos, catarlos…”, confiesan.
Para ello, la bodega cuenta con una plataforma de reservas enoturísticas, que les ha permitido facilitar los procesos de comunicación y gestión de servicios, mientras genera de forma automática datos de valor sobre el perfil de los clientes. “La plataforma de reservas nos ayuda a gestionar mejor las visitas, teniendo la información centralizada e informatizada. Para el visitante también supone una ventaja, ya que puede ver la disponibilidad y hacer él mismo su reserva desde la web”, comparten los responsables de Enoturismo.
Para la bodega, la digitalización se ha convertido en un aliado para mantenerse a la vanguardia sin perder la esencia y la tradición que caracterizan sus productos. Su visión de integrar la tecnología como una herramienta de apoyo les ha permitido modernizar sus operaciones sin comprometer la calidad ni los valores que les han definido durante décadas. Un ejemplo que resalta el poder transformador de la digitalización al preservar la autenticidad de industrias arraigadas en la tradición mientras fomenta su innovación y crecimiento.
Santiago Frías

Santiago Frías
Presidente
Bodegas Riojanas
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“Creamos momentos de felicidad aunando tradición e innovación“
La digitalización del sector enológico ha abierto la puerta a grandes oportunidades de crecimiento. Las bodegas han avanzado hacia nuevas fórmulas renovando sus procesos y servicios, impulsando su crecimiento y competitividad y reduciendo su huella medioambiental. Bodegas Riojanas, una empresa familiar fundada en 1890, trabaja para formar parte de esta revolución digital sin abandonar la esencia de sus más de 130 años de historia.
“Nuestro objetivo es crear momentos de felicidad compartida para los clientes elaborando vinos únicos, cercanos, de calidad, sostenibles medioambiental y económicamente y aunando, en todo momento, tradición e innovación”, resalta Santiago Frías, presidente de la firma de Cenicero.
La integración de tecnología digital a distintas áreas conlleva un cambio cultural y logístico en el método de trabajo de las empresas. En el caso de Bodegas Riojanas, desde sus comienzos, la transformación comenzó a desarrollarse de forma paulatina y natural. “El primer paso se produjo en 2004 con la introducción de un ERP -‘enterprise resource planning’-”, recuerda Frías. Se trata de un sistema de gestión que permite la trazabilidad de todos los procesos de una empresa, posibilitando la planificación y optimización de los recursos.
Frías insiste en la importancia de informatizar aquella información que antes estaba reflejada en papel, un proceso que para la bodega “fue más tedioso que drástico”, asegura. Unos años después, la bodega incorporó su lector de etiquetas con el fin de facilitar esta tarea. “Mediante las pistolas inteligentes, los datos se reportaban directamente al ERP. El resto de los cambios se implantaron de manera gradual con el paso de los años, algunos complementarios al ERP y otros intentando cubrir las necesidades que surgían con el tiempo”.
La bodega, además, ha desarrollado mejoras digitales en el sistema de limpieza de barricas, la gestión de reservas enoturísticas, la migración de servidores, el control del viñedo y la línea de producción, entre otros. “Uno de los principales cambios ha sido la incorporación de un experto en IT. Con su ayuda, ahora somos capaces de analizar y supervisar los procesos, optimizando y mejorando los tiempos y los resultados, eliminando la duplicidad de tareas y reduciendo costes y errores humanos”.
La bodega resalta el enorme acotamiento de intervención humana conforme se incorporan nuevas medidas tecnológicas, aunque, para sus responsables, el trabajo de sus profesionales “siempre seguirá siendo necesario”. “Durante todo el proceso de cambio, hemos contado con recursos humanos muy cualificados, permitiendo que la esencia y la tradición permanezca intacta”, sentencia.
Lo digital ayuda a convertir los procesos en datos, siendo la experiencia del cliente un aspecto muy importante para medir la evolución de los cambios. “Es difícil que un consumidor perciba una mejora notable en un período de tiempo reducido, ya que los avances se producen de forma continua y la adaptación de la empresa es de forma gradual”, resaltan desde la firma.
En el caso de Bodegas Riojanas, el esfuerzo se ha centrado en mejorar la tramitación y respuesta en los pedidos, la rapidez del servicio, la personalización y la atención al cliente. “Es cierto que se ha requerido de un gran esfuerzo de adaptación por parte de los profesionales de la bodega. Cuando llevas años con un método de trabajo determinado, se genera cierta resistencia al cambio. Por suerte, al final siempre lo hemos conseguido”, confiesa su representante.
En los últimos años, las empresas del sector vitivinícola han detectado ciertas necesidades tecnológicas generalizadas: es necesario conocer el estado de sus viñedos en tiempo real, controlar la línea de embotellado y mejorar los indicadores digitales.
Junto a la ciberseguridad, el enoturismo y la importancia del dato han ocupado, también, uno de los lugares principales en estos programas de mejora. Para la bodega, la colaboración entre empresas en la transformación digital es vital: “Hemos trabajado con empresas como JIG en el ámbito web, enoturismo y gestión de datos y con otros proveedores tecnológicos en los campos de sostenibilidad, ecodiseño, implantación del nuevo ERP y en el desarrollo de lectores de códigos de barras”.
Crear una red de colaboración produce un efecto multiplicador que beneficia tanto a bodegas como a empresas tecnológicas. Por ello, para Bodegas Riojanas es indispensable avanzar en conjunto para obtener unos resultados que garanticen una mayor adaptación y dinamización del sector.
Eduardo Saracibar y Elizabete de Jesús

Eduardo Saracibar y Elizabete de Jesús
Equipo de Enoturismo
Bodegas Ollauri
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“La digitalización nos ha permitido fidelizar al cliente y enriquecer su experiencia”
La conservación y el mantenimiento del patrimonio son piezas clave en la filosofía de Bodegas Ollauri. Poder transmitir esos valores no solo presentando sus vinos, sino preservando su legado histórico es uno de los motores del grupo, que hoy convive, además, con el avance de la digitalización y la tecnología.
“Las nuevas soluciones digitales nos han permitido desarrollar una estrategia de cliente basada en la fidelización a través de QR, ventajas online o nuestro club de vinos, enriqueciendo la experiencia de los usuarios”, resalta el equipo de Enoturismo Bodegas Ollauri.
Tanto Eduardo Saracibar como Elizabete de Jesús creen que la convergencia de los dos mundos, la tradición y la modernidad, ayuda a “acercarse más al cliente, entender sus necesidades y proporcionar un servicio de calidad”. Desde el momento en el que eligen Conde de los Andes, la bodega busca establecer un contacto cercano con los visitantes, un objetivo que han continuado manteniendo al incorporar nuevas herramientas a sus procesos de trabajo. “Nuestra central de reservas nos otorga rapidez y eficiencia en la gestión de reservas y modificaciones, ahorrando tiempo que podemos dedicar a mejorar la experiencia del usuario”, resaltan.
Los procedimientos de las bodegas no se modifican, sino que tratan de adaptarse a las necesidades que requiere la digitalización. La recogida y gestión de la información es vital para conocer mercados, tendencias, clientes y consumidores. “Hemos realizado la implementación de un nuevo ERP, CRM, utilizamos Big Data o IA para obtener datos”, explica el equipo. “Además, el desarrollo de la central de reservas ha tenido un impacto particular en el departamento. Nos ha permitido ser más ágiles en las reservas, preparar las visitas personalizadas, tener flexibilidad para hacer modificaciones en tiempo real y adaptar nuestras campañas y promociones proporcionándonos un reporting de datos estratégicos para la toma de decisiones”, continúan.
El viaje hacia la transformación digital para Bodegas Ollauri evoluciona rápidamente: “Es una sinergia constante que se entrelaza con el día a día de cada persona”. “La velocidad con la que la tecnología avanza es un reflejo de una sociedad en constante cambio. Sin embargo, vemos esta dinámica como una oportunidad, adaptándonos desde un enfoque proactivo a las nuevas formas de interactuar y operar”, comentan los responsables de Enoturismo de Bodegas Ollauri.
“En nuestra visión, la importancia del cliente final es primordial y la tecnología y digitalización son un medio clave para alcanzar nuestros objetivos”, concluyen.
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